jueves, 25 de agosto de 2011

A la sombra de la libélula


Una vibracion
extraña toca mi cabeza
y te pienso,
te traígo dentro de mis sentidos...

He empezado a distinguir
eso inédito que existe en mí,
que se pregunta frecuentemente si debe escapar.

Henos aquí hablando nuevamente del destino
sin conocerlo,
me escuchaste entre la bruma
y desapareció mi voz al haberse ido.

Dejando caer en mi boca seca,
gotas de miel en ese desabrido,
ir y venir de la tierra,
que soltaba ese olor a días,
colocando letras en mi ser,
para ser liberadas
insertando alas de hadas.

Encontré de pronto el laberinto
sin ver la huella que me llevaba entre el principio y el fin,
como jugando en el infinito,
veía venir el amanecer que traía consigo la noche.


Transcurriendo segundos de aire que corrían libres como las pasiones alborotadas,
cortaban con el entorno cobarde
y se internaba traviesa la melodía,
que llevaría paz a los rincones de la risa tardía...
Degenerando la prudencia,
solo quedaba un abrazo desnudo ante el frío y secar unas lágrimas y continuar.


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