miércoles, 28 de abril de 2010

El Abrigo Negro







Dejando que tus labios tocarán los míos,
permitiendo que entraras en ese universo único e indefinible,
besaste mi alma sumergida en misterio.
Aún tengo la imagen esa que me acompaña con la vista perdida,
en lo profundo,
sosteniendo mi mirada fija y sensible,
esa que no desaprueba el comportamiento inusual,
intensamente sumergido en su egocéntrico mural.
Soltura de conciencia integramente desnuda,
en medio de ese abrigo,
se destapan mis ojos,
me entrega a los brazos que me reciben extendidos,
en una noche inesperada,
encontrando los sentidos alterados,
a plena luz,
este sentido instintivo de supervivencia,
se despierta en la búsqueda,
para encontrar la miel que brota,
lentamente que juega ligeramente,
desde mi vientre hasta mi subconsciente.
Apretando los labios,
que no quieren que escape esa sonrisa picara,
detrás del sombrero de medio lado.

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